martes, 22 de diciembre de 2015

ERRORES QUE SE COMETEN A LA HORA DE BUSCAR PAREJA

El motivo de consulta más frecuente está directamente relacionado con las implicaciones de la pareja; no existe, por lo menos en mi experiencia, un tema que desate tantas pasiones y genere, o desgaste tanta energía como éste. La razón principal estriba en que somos animales gregarios, es decir, tenemos necesidad de pertenecer, de querer y sentirnos queridos, importantes para los demás, requerimos la mirada del otro para sentir que existimos, además del instinto de preservar la especie, de perpetuarnos a través de nuestra descendencia pues la pareja es la chispa que enciende la hoguera de la vida.



Seguro que toda persona al iniciar una relación de pareja lo hace con la mejor intención y con un sin número de buenos deseos (que la relación perdure para siempre, ser feliz, que el otro sea su complemento, su alma gemela…) pero luego de un tiempo y cuando el furor inicial se disipa aparecen un sinfín de desencuentros que llevan a la unión a atravesar duras situaciones llenas de tensión, decepciones, tristeza y en la mayoría de los casos a la ruptura con los ya sabidos costos emocionales. A continuación (aunque la lista puede ser inmensa) se consideran tres creencias o ideas preconcebidas que inciden de manera negativa en las relaciones de pareja:
  • Esperar que la pareja nos haga felices: Esta idea representa una pesada carga que se coloca sobre los hombros del otr@; la pareja puede brindarte compañía, momentos de alegría, intimidad, caricias, apoyo, cuidados, etc, pero no puede darte la felicidad puesto que ésta representa un estado mental, una decisión que se toma, que sólo depende de sí mismo, de la capacidad de expandir la conciencia. Al pretender que la pareja sea el protagonista de nuestra felicidad colocamos en él o ella una responsabilidad que no es suya; es como entregar un cheque en blanco con nuestra firma para que hagan con nuestras emociones lo que quieran.
    Detrás de las canciones con las que nos identificamos y que nos dicen, por citar algunos ejemplos “Sin ti no podré vivir jamás…” “Si tú te vas qué será de mi…” “No hay nada más difícil que vivir sin ti…” se encuentra nuestro deseo infantil de que nos cuiden y resuelvan todos nuestros problemas; es una constante regresión a esa etapa de la vida donde papá y mamá estaban allí para encargarse de nosotros.
    La felicidad es un proceso más que una meta que depende de la conexión que tengamos con la vida, sus imprevistos, sinsentidos y la aceptación de éstos como vía de trascendencia.

  • Creer que las crisis y las dificultades jamás llegarán a nuestra vida: Al embarcarnos con la pareja al viaje del resto de nuestras vidas se debe considerar que en algún momento se presentarán las tan temidas crisis que además de inevitables son necesarias puesto que sin crisis no hay crecimiento. Las parejas que acuden a mi consulta llegan muy asustadas por atravesar una situación que amenaza con su estabilidad; una de las maneras de mitigar sus temores consiste en recordarles que las crisis son pasajeras, que la única constante es el cambio, además de que constituyen una oportunidad para arreglar situaciones que se arrastran desde hace mucho y que la vida en pareja se compone de períodos, tareas y/o ciclos que se abren y cierran constantemente.
    Todas las criaturas de la tierra experimentan las bondades y los rigores de las estaciones (lluvia, sequia, primavera, nevadas…) en un eterno ciclo que se cumple una y otra vez; con el amor ocurre que lo idealizamos como algo únicamente positivo, cuando en realidad es una cadena de nacimientos, auges, caídas y renacimientos; culminamos una etapa e iniciamos otra. El sufrimiento, la pasión, las ilusiones… se van y regresan. Los miembros de la pareja que asumen esto con madurez saben que amar significa comenzar, perdonar, superar y recomenzar….ojalá con la misma persona.

  • Considerar a la pareja el Ángel Salvador: En el caso de haber vivido épocas donde no se tomaron las mejores decisiones, relaciones anteriores donde hubo maltrato, con personas irresponsables que se olvidan de los hijos producto de esa unión o ante la falta de recursos económicos hay quienes ven en la pareja la solución a todas sus penas. El príncipe azul, el salvador, la super mujer, el héroe o la pareja que hace las veces de terapeuta escuchan frases de amor agradecido: “si no te hubiese encontrado no sé qué sería de mí..” “tú has hecho que cambie, antes de conocerte mi vida era sólo problemas..”.
    En una oportunidad una paciente señalaba que había terminado con su pareja porque éste no asumía a sus hijos, producto de una relación anterior, como suyos. Al indicarle que no es recomendable pretender que el nuevo compañero/a sustituya a los padres biológicos y que la nueva pareja no es responsable de gastos como manutención, educación, entre otros. Igualmente le comenté que la nueva pareja puede ayudar si así lo decide; pero esas obligaciones corresponden a sus padres; su indignación fue tan grande que se cruzó de brazos y además de refutar todo lo expuesto, manifestó que un hombre verdaderamente enamorado debía ocuparse de cada uno de los asuntos producto del pasado de su pareja…
    La verdad es que el presente que vivimos es el producto de todas las decisiones que tomamos en el pasado, pretender que los demás carguen con las consecuencias de nuestras acciones constituye una actitud inmadura, en virtud de que somos los constructores de nuestro destino y si hicimos cualquier cosa fue porque así lo decidimos.
    La solidaridad debe existir en la pareja, y también la responsabilidad de asumir los errores cometidos en el pasado, y sus consecuencias.

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